Los transformadores se consideran elementos clave de las infraestructuras críticas que suministran energía a estados, instalaciones industriales, puertos y plantas de producción de todo el mundo. Cualquier incidente puede acarrear múltiples e invisibles consecuencias que afectan a diferentes aspectos como: vidas, medio ambiente, disponibilidad de productos o servicios, finanzas y reputación, entre otros. Dentro de esta infraestructura crítica, los transformadores suelen colocarse en zonas remotas, otras veces encima o dentro de zonas concurridas, y a veces cerca de fuentes de agua.

Las operaciones cotidianas requieren fiabilidad, capacidad de entrega del servicio o producto y confianza en que no dañará el medio ambiente, el agua o la relación con las comunidades circundantes. Pero, debido a las lagunas de la normativa y al descenso consecutivo de la calidad de los nuevos transformadores, debido a la globalización del mercado, hoy en día las explosiones de transformadores son muy frecuentes y perjudiciales.